Normalmente ya no hago esto, porque otros miembros del team se han hecho cargo de esta tarea. Me refiero a nuestro 261 TtT (Train the Trainer). Allí formamos a mujeres para que dirijan grupos de corredoras en sus respectivos países. No se trata de ir más rápido ni de entrenar para objetivos concretos. Se trata de hacer ejercicio sano con diversión y alegría. Aquí puedes encontrar toda la información sobre nuestro proyecto.
Como sabes, en Ecuador se habla español. Hasta ahora, nuestro programa se ha ofrecido en inglés y alemán, no en español. Así que pasé las últimas semanas traduciendo todo el trabajo al español. Hay que reconocer que la cabeza me daba vueltas, porque aunque soy chileno de nacimiento, apenas he escrito, leído o incluso hablado español en los últimos cincuenta años. Un gran reto para mí: debo amar de verdad mi trabajo.
En el equipo tenemos a Christina. Habla varios idiomas con fluidez, entre ellos el español. En un principio, estaba previsto que ella impartiera la mayor parte de las conferencias en Ecuador. Pero, como ocurre en la vida, Christina prefirió convertirse en una futura madre feliz. En estas hermosas circunstancias, no se le permitió volar a Ecuador. Por lo tanto, no tuve más remedio que hacerme cargo de la formación. En primer lugar, me gustaría admitir que no me arrepentí. Fue una experiencia maravillosa que no querría perderme.
Es agradable sentir lo diferentes y al mismo tiempo lo iguales que somos las personas en las distintas culturas. Es agradable experimentar lo cálidas y agradecidas que son las mujeres que quizá no lo tengan tan fácil como estamos acostumbrados aquí. Es importante comprender que tienen valores que se corresponden con los nuestros y es emocionante observar lo seguras que son de sí mismas. Casi había olvidado lo que significa experimentar una cálida hospitalidad. Las mujeres ecuatorianas me lo recordaron. Lo que me queda es el respeto más profundo y la sensación de calidez después de estos días. Me insto a mí mismo y a los demás a percibir a todas las personas de este mundo como iguales. No son ni mejores ni peores porque vivan en otros países y culturas. Queridas Sonnia, Juliana, Karen y Gabriela, les doy las gracias de todo corazón y les aseguro que he aprendido mucho de ustedes. Espero volver a verlas pronto.
Gracias es una palabra que uso frecuentemente y que en los últimos años no he parado de decirla. Estoy feliz de que despues de haber escuchado y vivido en un no puedes constante, pueda conocer personas maravillosas quienes simplemente te reconocen como persona igual y con las mismas capacidades. Esto es maravilloso. Gracias por la oportunidad y que se vengan muchas mas experiencias maravillosas junto a Juli, Kari, Gaby y uds.
No podría sentirme mas orgullosa. Estamos caminado hacia un sueño que cada vez está más cerca de hacerlo realidad, y me siento profundamente agradecida y feliz porque este proceso me ha permitido conocer personas maravillosas: Cristina, Edith y Horst, su apoyo ha sido increible desde el día uno, gracias por todo, porque jamás se deja de aprender.. ❤️